jueves, 14 de mayo de 2015

Una vez cada año

Y ya tocaba, la misma charla, los mismos chistes, la misma sonrisa, la misma emoción. Nos vamos por el noveno y como cada año nos volvemos a encontrar.

- Hola.
- Hey! como estás?

Y así... sencilla, y amena conversación. Conversaciones llenas de amor y odio, de recuerdos buenos y no tan buenos. De muchas palabras dichas y otras calladas. De muchas frases cliché y cursis, tan agradables que disgustan. De muchas frases hirientes y llenas de egoísmo. De risas y llantos. De noches en el teléfono fijo y mañanas en webcam. De guitarras y gallos. De pollos y otros animales que no recuerdo.

El tema es que si en aquella época duró cerca de 2 años, las últimas veces solo duran un mes. Hasta que las palabras empiezan a confundir o empiezan a doler. Y es como volver a terminar, la misma sensación, la misma incertidumbre. Lo cierto es que ya no te busco, simplemente, nos encontramos.



ME CAGAS LA VIDA DE LA MANERA MÁS HERMOSA.

martes, 12 de mayo de 2015

Cuzqueñas y Café 2.0

Cuando lo escribí, obviamente se lo pasé. Grande fue su sorpresa, pues no esperaba que escribiera para él. Mayor sorpresa fue la mía cuando él decidió hacer poesía del texto tosco y deseperado que había escrito en una servilleta. Y quedó, quedó como quedamos siempre: sin saber a donde va, pero causando la impresión que a buen lugar.*

 "Espero que el día que quisimos coincidir en un café no te haya asustado. 
Espero que todo lo que dije y lo seria que parecí, no nos haya animadversado.

Espero que sepas que cada sonrisa fue generada por realidad.
Que, cuando dijiste que no te asustaban las mujeres inteligentes hayas dicho realmente la verdad. 

Espero que entiendas lo que quiero decir, aún con decirlo claramente.
Que, aunque las cuzqueñas nos hagan mentir, que el café nos mantenga calientes.

Y...

Espero que esas huellas no sean tuyas... pues lo prometiste.
Ahora solo espero que no huyas, como ya lo hiciste."


* NOTA DEL AUTOR: No se consigna nombre del CoAutor. Se merece el crédito y será recompensado.

CRISIS

Cuántos años tienes 20? 25? 30? Da igual, la edad no marca tu experiencia, sabiduría, madurez, entereza, estabilidad emocional o éxito personal.

Entonces, en tu crisis de mediana edad, te acuestas sobre tu cama y mirando al techo piensas si eres feliz.  ¿Lo eres? ¿Qué tanto? ¿Qué lograste y que no? ¿Cuánto disfrutaste y cuánto no? ¿Cuánto amor entregaste y cuánto no? ¿Cuantas veces devolviste la sonrisa y cuantas veces no?


Imaginas que te falta, y a muchos les falta lo mismo que a mí y a muchos no. ¿Y qué sería no necesitarlo? ¿Y qué sería tenerlo? ¿Y dónde encontrarlo? ¿Y cómo estar segura?  ¿Y si no es lo que esperaba? ¿Y si yo no doy la talla?



Y encuentras dos opciones, o te levantas de la cama y continuas viviendo o te haces bolita y sufres.



Y aquí estamos, escribiendo entre huecos de tiempo, entre caos de trabajo y extrañas sensaciones de angustia, ese tipo de angustia a la que sabes que sobrevivirás